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POESÍA INÉDITA: Teno/ Ballina/ Ambrústolo/ Atencio

POEMAS DE CHARLES WRIGHT

 

Selección de Héctor J. Freire

 

Esta selección de poemas de Charles Wright, pertenecen  al libro ZODÍACO NEGRO, publicado por la Editorial Pre-Textos de Valencia en octubre de 2000, y  traducido por Jeannette L. Clariond.

 

                                                      

                                

 
 
POEMA MEDIO A LA MANERA DE LI HO

 

Todo aspira a la levedad,

                    algún sitio más allá del borde del lenguaje.

Algún silencio, alguna zona de gracia.

 

Cielo en seda cruda,

                     espejo abriéndose de pronto en el oeste.

Puesta de sol como hierba muerta.

 

Si Dios sintiera el dolor como nosotros lo sentimos

                      también su corazón se llagaría.

Desconsolado, desapacible.

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Li Ho, cuenta la historia, dejaba su casa

cada día al amanecer, montado en un potro, un pequeño

sirviente

                                                            caminando tras él.

Un morral de bordado antiguo

terciado a la espalda.

                                En un golpe de inspiración, Ho escribiría

unas cuantas líneas que guardaría en su morral.

Por la noche, ya en casa, retrabajaría las líneas hasta

hacerlas un poema.

Sin importar cuán sueltas o deshiladas estuvieran.

Su madre dijo alguna vez,

“él no cejará hasta haber vaciado su corazón.”

 

Así fue.

             Como John Kyats,

murió creyendo que su nombre jamás aparecería entre los Grandes.

Sin esperanza, se vio a sí mismo-ultraje peor-

en el infortunio.

A los veintisiete, y al filo de la muerte, vio acercarse a un hombre

vestido de morado, sobre un dragón rojo.

Tablilla en mano dijo:

                                   “Estoy aquí para convocar a Li Ho”.

Ho se alzó de la cama y lloró.

Lejos de la enfermiza oscuridad del cuarto del dragón,

la tormenta de nieve azotó los pasajes,

los monos se deslizaron entre los árboles

                             y los hombres necios comieron jade blanco.

                            --------------------------------

Cuán dolientes las montañas del sur,

                        cuán blanca su desesperación

bajo el azul Tang de diciembre en la página en blanco.

 

¿De qué sirven las palabras? No hay palabras

para la fría redacción de diciembre

                            por la forma en que nos hace sentir.

 

Suspendidos como nubes entre el cielo y la tierra,

                                           entre algo y nada.

Algunas veces con sombras, otras sin ellas.

 

LIBRO APALACHE DE LOS MUERTOS

 

 

 

Domingo, domingo de septiembre…..Afuera,

Como una de las primeras hojas en el Libro Apalache de

los Muertos,

un sol radiante desparrama su luz en cada superficie,

se aquietan las palomas, furtivos ángeles en la rama

del árbol y en boj.

Crascita un cuervo, profundo en su oscuridad,

Algo como agua escurre

Justo ahí y rebasa el horizonte, justo aquí, puntual reloj…

                     

Camina en el temor a la abstracción….

                              Posiblemente. Mientras tanto,

Son niveles que nuestros cuerpos atraviesan, agostadas venas

En las que nuestra carne se deslustra

Para sacudirnos la piel.

Digamos que cualquier iluminación posible

Alberga compasión y afecto, dos vertientes

Más allá de nuestras vidas

En cuyas aguas sentimos el sentido de

                                ya tarde por la noche, y más tarde aún.

Inquieto, suburbano,

Voy a la deriva desde la silla del jardín al zaguán al seto

de la orquídea enana

Sintiendo el pasto y los arriates.

Una quietud, como en los laberintos del Paraíso,

La campana cobija la tarde.

                                Hojas, como ex votos, cuelgan tiesas y brillan

Bajo un cielo infinito.

Tales altares esqueléticos, tal santuario vacío.

 

Siempre me asombra

El modo en que el paisaje sopesa las estaciones de los muertos.

El modo en que lo mirado eleva

                                 el cociente impar de lo que no vemos,

cómo el aliento de dios reconstituye nuestro subir y descender.

Primer vistazo al otoño, tenso y solapado como una mala

Cirugía estética,

Enciende y se apaga:

                                  Una realidad virtual.

Tiempo de iniciar la gran división.

 

 

NEGATIVOS II

 

Se borra sólo para volver a escribir…

No conoces lo que no conoces,

Solíamos decir en el CIC* de Verona:

Espacio negativo, operabilidad negativa

Para contraponer la blanca acumulación de lo desconocido.

No puedes ver lo que no puedes ver.

Sigue siendo el mejor consejo, pero fácil de soslayar

A medida que el invierno extingue su cigarrillo

A través del paisaje.

                                 Febrero.

¿Quién hubiera sabido, en 1959, que el globo no se iba a elevar?

¿Quién podría haber reconocido, en ese entonces,

el nuevo desorden del mundo actual?

John Ruskin dice que todas las nubes, incluso las más

Oscuras, son masas de luz.

Difícil recordar que esas tardes nubladas,

A media semana, oscuro-ceniza y blanco-ceniza,

                             Formas negativas abocetadas

Y luminosas aquí y allá en intersticios libres

Acodadas y amontonadas entre el cielo y la tierra.

Difícil recordar que a medida que la estela de la memoria vira

Y se cierra, almacena lo que no estaba ahí como si hubiera estado.

¿Dónde, en estos días, los códigos secretos para

bombardear el Brenner Pass

y el Run, y la Trieste Station?

Como neblina esculpida, cortada y tallada a la medida,

Se nos escapan.

 

Se escribe sólo para volver a borrar….

 

* Counter Intelligence Corps

 

 

VIDAS DE ARTISTAS

 

Aprende a modelar antes de dar acabado a las cosas,

Susurra Miguel Ángel….

                                         Antes de dar testimonio,

Cerciórate de tener algo digno de testimonio.

Podría agregar:

No des brillo a lo no digno o tolerable,

No pulas lo perecedero.

 

Marzo al norte del sur. El extremo calor de los idus

Golpea las ramas de los árboles de invierno,

                                                Activa los sensores

Haciendo emerger inmodesto el verdor

De las hojas muertas, sus ensueños de opio.

Sauces como capuchas de medusa y frente ósea,

Comienzan a ascender

Entre profundos sepias, las avispas renacen

                                    Y las plantas ensayan sus escalas.

 

Según el Apocalipsis de Poussin,

                                     Somos meras exhalaciones emanadas

Desde el infierno que pende de la barrera-corazón del paisaje:

Algunos huyen entre el polvo, otros procuran su reposo

En la boca escaldada del viento,

Algunos desaparecen en llamas….

                                                       Como yo esta tarde

Bajo las breves flamas del ciruelo, blanco-en-lo-blanco-

en lo blanco,

pájaro sin nombre en la rama, luz de pulmón que no es

de este mundo.

 

TUMBAS JESUITAS

 

Canícula. Un nublado irlandés. Cielo color avena.

La fosa jesuita. Última misa

Para cientos cuyos nombres están grabados sobre el mármol,

Sobre la grava y tierra desnuda.

Sólo polvo y piedrecillas:

                                         cuán severo, cuán evanescente.

 

Sin embargo, no apto para ti, Padre Ave del Paraíso,

Cuyo exótico plumaje posee rostro y forma,

Aquello que deseaste alguna vez.

Cementerio de Glansnevin, Dublín, Julio 3, 1995.

Para quienes se han levantado a realizar su trabajo,

                                           Ese trabajo es andamiaje.

 

El sacrificio es la causa de la ruina.

La ausencia de sacrificio es la causa de la ruina.

Por lo tanto, la leyenda nos enseña,

Viento del norte atraviesa las planas hojas de los

árboles guardianes,

tres agitados montículos en el pequeño, cuadrado recinto,

almas devoradas por Dios y por el cielo protegidas.

 

P. Gerardus Hopkins, Julio 28, 1844 –Junio 8, 1889, Edad:

44 años.

Luego, el siguiente nombre. Y luego el que sigue,

Soldados del infortunio, en marcha cerrada hacia el

Blanco disolverse de estrellas

Préstamos de la historia. ¿Pero tú, Padre Incandescente,

Tú, Padre Fuego?

                            Dicen que lo que se eleva se une. Eso dicen.

 

 

 
 
SENTADO EN EL PATIO AL ATARDECER
DESPUÉS DE UNA RETROSPECTIVA DE MONDRIAN

 

 

 

La forma impone, la estructura permite

                              la lenta destrucción de la forma

para regresarla recompuesta, restaurada,

es el sentimiento esencial en lo emprendido.

                               Bajo su camuflaje,

La luz, cómplice implacable y travestida, concentra y

reparte.

Adentro de su breve piel, arde la oscuridad.

 

Mondrian pensó que el elemento destructivo en el arte

Mucho se descuida.

                 El paisaje, por supuesto, lo persigue salvajemente.

Y es lo que quiso señalar:

No puedes reconstruir a menos que se reconstruya la destrucción;

No hay esencia a menos que

                                             nada se excluya.

 

Para que el orden exista es necesaria la destrucción.

                                                   Así de simple.

En el punto de máxima atención, la destrucción sucede.

Orate sine intermissione, advierte San Pablo.

Orad ininterrumpidamente.

Los dioses y sus nombres han desaparecido.

                                     Sólo nubes permanecen.

 

Mientras tanto, las golondrinas giran, el murciélago gira,

Los mirlos están en lo suyo.

Agosto.

              La campiña

Se recoge entera para el sacrificio, su lento

                                            disolverse en lo invisible,

Dejando a la tierra su arquitectura de retirada,

Líneas negras y espacios blancos, un vacío fondeado

De azules y rojos.

POESÍA INÉDITA: Emilio Teno/ Osvaldo Ballina/ Ezequiel Ambrústolo/ Francisco Atencio

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